miércoles, 16 de enero de 2013


FUENTE DE LOS MACHOS

Junto a la fuente,
bebo en las manos de mi padre.
El agua me sabe a tierra
entre las grietas antiguas de su piel.

Mi padre aparta sombras con el brazo,
y me sienta en un árbol caído.
Era muy viejo, dice, deshaciendo su ceniza.
Y me lava la frente con su pañuelo de nubes,
y veo en sus hombros arder el sol.

Abrimos mandarinas a la mañana.
Hundimos los dedos en sus cortezas vivas.
Comemos y comemos.
Las hormigas se llevan peladuras
hacia su pequeño agujero negro.
Cargan hasta sesenta veces su peso,
lo leí en un libro.

Las bicicletas duermen en la tierra fresca.
Mi padre y yo sabemos que la rueda
perdurará por los siglos de los siglos.
Comemos y comemos.
Mi padre cuenta las piezas que me da,
y yo, los gajos que caben en mi boca.
Los gorriones nos roban los más pequeños.
Son muy listos, dice mi padre, no necesitan caminar.

Bebemos más y más agua
en la fuente luminosa, pero el dulce sabor
agrio de las mandarinas permanece.
Los saltamontes caen sobre mi cabeza.
Me conocen de otros veranos.
Llevaré el que se deje atrapar al agujero negro.
El mundo está bien hecho porque lo hizo mi padre.


Una poesía del  poeta Angel Gracia de su libro "ARAR"

Las dos primeras estrofas me han regalado un chispazo de nostalgia

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